sábado, 3 de septiembre de 2016

10 tips de los sacerdotes para una confesión mejor

¿Has salido alguna vez del confesionario preguntándote si lo has hecho bien?


Ojalá pudiera escuchar las confesiones de otras personas.
No te preocupes, no voy a poner escuchas en los confesionarios del convento. Simplemente creo que podría aprender algo escuchando cómo se enfrentan los demás a la confesión.
Hace varios años ya que tomo parte en el sacramento de la Penitencia, pero aún tengo la impresión de no saber exactamente qué estoy haciendo. A veces salgo del confesionario con dudas: “¿Lo he hecho bien? ¿Debería haber sido más específica? ¿He sido suficientemente sincera?”.
El otro día, al salir de confesarme, pensé: “¡Ya sé! Voy a pedir consejo a los hombres que se dedican a escuchar las confesiones de la gente”.
Y esto es lo que me dijeron:
  1. Padre Bryan Brooks, Tulsa, Oklahoma:
Al hacer un examen de conciencia nos enfrentamos con nuestros pecados, pero cuando vamos a confesión, nos enfrentamos al amor, la misericordia y el perdón de Dios.
  1. Padre Sean Donovan, Pawhuska, Oklahoma:
Después de contar cuánto hace más o menos de tu última confesión, háblale al cura brevemente de ti mismo (¿Estás soltero, tienes pareja, casado por segunda vez, eres una hermana religiosa?). Conocer tu situación nos ayuda a aconsejarte mejor.
  1. Padre Gabriel Mosher, OP, Portland, Oregón:
Los pecados son malas elecciones, no emociones desagradables; así que confiesa tus pecados, no tus estados emocionales.
  1. Padre Damian Ference, Wickliffe, Ohio:
Los pecados cometidos son una ofensa a Dios, pero los pecados confesados son un cántico a Dios. Así que, cuando confiesas tus pecados a un sacerdote en el sacramento de la Reconciliación, debes saber que también estás cantando una alabanza a Dios por su gran misericordia.
  1. Padre Matthew Gossett, Steubenville, Ohio:
¡La confesión frecuente es edificante para tu sacerdote y buena para tu alma! Los pecados, en especial los habituales o arraigados, requieren paciencia y perseverancia. Nunca te rindas, no importa cuántas veces hayas cometido el mismo pecado (…). La confesión es un sacramento de curación y, como con las heridas físicas, las heridas espirituales pueden necesitar algún tiempo para sanar por completo.
  1. Padre James Martin, SJ, Ciudad de Nueva York, Nueva York:
La confesión no trata tanto de lo malo que eres sino de lo bueno que es Dios.
  1. Padre Anthony Gerber, Cottleville, Misuri:
El sacerdote es como un médico: cuando vas al médico, le dices qué es lo que te ha estado doliendo con más o menos detalle, para que sepa cómo tratarte de la mejor forma. Y recuerda: ya ha visto a muchos pacientes con los mismos síntomas. ¡Confía en él, escucha su consejo y mejorarás pronto!
  1. Padre Joshua Whitfield, Dallas, Texas:
Dios obra mejor con una confesión sencilla y humilde de los pecados. Dios no necesita una novela. Ya la ha leído. El orgullo y la impenitencia a veces se esconden bajo nuestra verborrea. Hablen con sencillez y claridad, mencionando sus pecados: es como despojarse camino de la Cruz, para la muerte de nuestros pecados y la resurrección del perdón.
  1. Padre Jeffrey Mickler, SSP, Youngstown, Ohio:
Habla sin miedo, no te preocupes por nada. El amor de Dios es más fuerte que nuestros pecados.
  1. Padre Matthew Schneider, LC, Washington DC:
Para muchas personas, la mayor mejoría en la confesión sería cambiar la percepción de que es una lista obligatoria y abstracta de pecados, en vez de considerarlo una renovación de la relación con Dios.
¡Y un extra!
Padre Mark Menegatti, O.S.A.:
La confesión no es sólo una eliminación del pecado, es un encuentro con Cristo.


¿Te han resultado útiles estos consejos?
El consejo número 3 me hizo replantearme mi forma de hacer el examen de conciencia y me di cuenta de que probablemente debería ser más específica a la hora de enumerar mis pecados (no porque le haga falta a Dios, sino porque me ayudaría a mí). Y todos estos consejos han renovado mi amor hacia el sacramento de la Penitencia y hacia todos los sacerdotes que entregan sus vidas para servir a Dios y a su pueblo.


Si algún otro consejo les pareció especialmente útil, ¡no duden en compartir sus impresiones con los demás lectores en los comentarios!


Fuente:http://es.aleteia.org
Autor: Theresa Noble,         
 



jueves, 21 de abril de 2016

1er. Congreso Mujeres en Cristo-Los Mochis


Sábado 14 de mayo de 2016.
Salón Milenio, G. Leyva No. 405 Nte.

"Aquí estoy Señor para hacer tu voluntad", esa fue la frase con la que respondí en la ceremonia, donde hice mi promesa de por vida como salesiana cooperadora, la misión a la que me comprometí con Dios, es gastar hasta el último aliento de mi energía por la salvación de los jóvenes, y estar al servicio de la iglesia, de ahí que respondiendo al llamado, soy ministro extraordinario de la Eucaristía en mi parroquia, y ahora soy parte de este maravillo grupo de mujeres, a las que nos une una gran amor de Dios y el deseo de compartir este vivencia de amor con muchas más mujeres, ¿porque mujeres, crees que somos un poco feministas? no, para nada, pero sabemos que la fe, en los hogares está sostenida en gran medida por las mujeres, las abuelitas que nos han enseñado a rezar y las madres que aunque no nos digan una sola palabra del Evangelio, en sus acciones y en sus ojos y en esa seguridad que sentimos cuando se acercan, podemos percibir la presencia amorosa de Dios. Entonces queremos que esas mujeres, no se vacíen en el día a día, no se cansen de amar, queremos que se llenen de Dios, y queremos juntar esta vivencia, compartirla en el Congreso Mujeres en Cristo, queremos decirnos una o otra, Mujer que grandre es tu fe, tu hijo está enfermo, pero sigues adelante, tu esposo esta batallando con el trabajo, pero sigue siendo su compañera, la sociedad se percibe con temor, pero tu sigues siendo refugio para tu familia.

Eso es el Congreso Mujeres en Cristo, eso queremos compartir, eso queremos que vivan todas las mujeres de Los Mochis, es una invitación para las mujeres mayores de 15 años y hasta los 100 todas son bienvenidas. 

MISIÓN:
Propiciar un Encuentro Profundo de amor con Cristo entre las mujeres de las distintas parroquias que integran nuestra ciudad de los Mochis, para que fortalecidas en la Fe, la Esperanza y la Caridad, se sientan motivadas a responder con compromiso, desde su situación de vida y de manera eficaz al llamado que Dios les hace para anunciar y hacer presente el Reino de Dios en sus hogares y comunidades.
VISIÓN:
Ser una herramienta de apoyo en la evangelización y encuentro con Dios para las mujeres, quienes a través de la detonación de este proceso de conversión, salgan renovadas en su Fe y pasión por el evangelio , con la  convicción de  trabajar generosamente, desde la familia y la comunidad cristiana construyendo así la CIVILIZACIÓN DEL AMOR. 
Lema: “Mujer, ¡que grande es tu fe!” Mateo 15, 28.
La Temática ira orientada a motivar a la Mujer a descubrirse Hija de Dios, con una gran figura misionera a desarrollar en todas las áreas de su vida, para bien suyo, y de su iglesia.
Con el objetivo detonar y consolidar un proceso de encuentro personal de las mujeres con Jesús Resucitado, será para nuestra Iglesia local una auténtica oportunidad de vivir la vida de iglesia y al servicio  de nuestras comunidades, y que a través de experiencia que cada una viva, le motive a la integración en su respectiva comunidad y pueda compartir a través de su servicio lo mucho que Dios les regala.

¡¡¡ Las esperamos, este sábado 14 de mayo, a partir de las 8:00 am en el salón Milenio!!!

miércoles, 30 de marzo de 2016

Por el Camino de Emaús

En el relato de Emaús sorprende la cercanía de Cristo. Su humanidad, aunque gloriosa, no ha dejado de ser humana. Mientras aquellos dos discípulos huían de Jerusalén temerosos, desconfiados y desilusionados por el aparente fracaso de la cruz, Jesús se les hace el encontradizo. Y mientras les iba explicando todo lo que en las Escrituras se refería a Él, fue abriéndoles el corazón para que, desde el amor, pudieran entender la palabra suprema que iba a ser el gesto sencillo de partir el pan. Sólo en ese momento le reconocieron, pero Cristo desapareció, dejando tras de sí la huella de su presencia: el fuego de amor en el corazón y el pan partido sobre la mesa.

Qué bello suspender el relato en este momento en que cesa la presencia física y gloriosa de Cristo y queda sólo ante los ojos del corazón asombrado aquel pan partido sobre la mesa. Era el signo de una certeza: que Cristo había caminado con ellos, que les había explicado las Escrituras, que habían oído en las palabras de la bendición del pan aquella voz del Maestro que les resultaba tan familiar, e incluso que lo habían reconocido allí, junto a ellos, tan real y cercano como siempre lo habían sentido antes de morir en la cruz. Cuánto tiempo estarían los discípulos contemplando el pan partido en la mesa y adorando, desde el amor encendido, esa dulce presencia, tan humana, del Cristo caminante, que acababan de gustar.

Ante el pan partido, brotaría espontánea una silenciosa confesión de fe y de amor: “¡Es el Señor!”, la misma que brotó del corazón sorprendido de Juan en la orilla del lago de Tiberíades. La misma que debe brotar en ti y en mí cada vez que te acerques a comer de ese Cristo partido que, cada día, se te hace pan sobre la mesa del altar.

Fuente: Emilio Ferrando