
Querida amiga,
Has estado en mi vida desde hace tanto tiempo, que ni siquiera recuerdo cómo fue que nos conocimos.
¿Diecisiete, dieciocho años? No me acuerdo, pero lo que sí tengo muy presente es la imagen tan seria y formal - toda propiedad- que tenía de ti y descubrirte ingeniosa, pícara y traviesa, que te hace distinguirte en cualquier lugar en el que estás. A ti te debo la mayor parte de mi repertorio de chistes y más de una coreografía de baile.
Además de dejarme compartir contigo tu familia, tus amigos y tu tiempo, me has acompañado en tantos momentos importantes de mi vida, en las buenas y las malas. Creo que ya nos los hemos dicho cada cumpleaños, Día de la Amistad o Navidad, pero como hoy es un día especial y no todos los días se cumplen 40 años, esta vez quiero decirte cómo el estar cerca de ti me ha ayudado a aprender varias cosas. Por esta vez quiero decirte tres:
1) Me has mostrado el rostro alegre de Cristo
Creo que el vivir en la voluntad de Dios no excluye la simpatía, al contrario, pues el estar cerca de Dios nos hace alegres. Tu amistad me ha ayudado a encontrar motivos para reir aún en medio de las pequeñas y grandes tragedias que nos ha tocado compartir. Durante los momentos solemnes, alegres, tristes, confusos o de claridad, siempre has salido con algún comentario chistoso que me ayuda a tomar las cosas desde otra perspectiva. Muchas veces el buen humor hace que la carga se sienta menos pesada.
2) Me has animado a seguir mis proyectos
Fue gracias a ti que me animé a irme de voluntaria con la Congregación Salesiana. Llámese estar en el tiempo y el lugar correcto, o que yo tenía la inquietud de trabajar para Dios desde antes, pero fue tu generosidad para cederme tu lugar lo que me dio el impulso que yo necesitaba para decidirme a participar en esa experiencia de servicio que me cambió la vida. Sé que en ese momento la decisión de quedarte en casa fue dolorosa y difícil, pero como lo confirmaste al paso del tiempo, resultó la más acertada. Gracias por creer en mí y presentarme una posibilidad que yo no había considerado… de cuánto me habría perdido si no hubiera aprovechado esa oportunidad!
3) Me has enseñado la importancia de estar
En uno de mis momentos más difíciles, junto con mis amigos más cercanos, estuviste conmigo. Me sorprendió que supieras exactamente qué hacer, qué decir, a quién llamar. Tal vez porque tú ya habías tenido la experiencia de pérdida tan profunda, me explicaste lo que podría esperar, el proceso a seguir, las etapas para la recuperación. En medio de mi desconcierto, fue un alivio que estuvieras presente.
En este día tal vez te estés preguntando qué ha sido de tu vida hasta ahora y encuentres muchas metas que ya has alcanzado y otras que aún te faltan, sueños realizados y otros tanto que aún no se cumplen y ni siquiera estás segura de que algún día se cumplan. Solo me resta decirte que sigas esperando, que sigas compartiendo, sigue creyendo, sigue siendo tú ya como eres… los frutos empiezan a darse y ten confianza que a su tiempo y en su momento lo que te falta llegará. Tu vida ha sido buena y lo será todavía más, porque tienes todo lo necesario y hasta un poquito más.
Si es cierto que la vida empieza a los 40, deseo de todo corazón que esta nueva vida que inicias tenga todo lo que necesites para ser feliz.
¡Sigue floreciendo donde estás plantada!
Te quiere,
- Martha