I Domingo
La vigilancia en
espera de la venida del Señor. Durante esta primer semana las lecturas bíblicas
y la predicación son una invitación con las palabras del Evangelio: "Velen
y estén preparados, que no saben cuándo llegará el momento". Es
importante que, como familia nos hagamos un propósito que nos permita avanzar
en el camino hacia la Navidad; ¿qué te parece si nos proponemos revisar
nuestras relaciones familiares? Como resultado deberemos buscar el perdón
de quienes hemos ofendido y darlo a quienes nos hayan ofendido para comenzar el
Adviento viviendo en un ambiente de armonía y amor familiar.
Desde luego, esto deberá ser extensivo también a los demás grupos de personas
con los que nos relacionamos diariamente, como la escuela, el trabajo, los
vecinos, etc. Esta semana, en familia al igual que en cada comunidad
parroquial, encenderemos la primera vela de la Corona de Adviento, color
morada, como signo de vigilancia y deseos de conversión.
II Domingo
La conversión,
nota predominante de la predicación de Juan Bautista. Durante la segunda
semana, la liturgia nos invita a reflexionar con la exhortación del profeta
Juan Bautista: "Preparen el camino, Jesús llega" y, ¿qué mejor
manera de prepararlo que buscando ahora la reconciliación con Dios? En la
semana anterior nos reconciliamos con las personas que nos rodean; como
siguiente paso, la Iglesia nos invita a acudir al Sacramento de la Reconciliación
(Confesión) que nos devuelve la amistad con Dios que habíamos perdido por el
pecado. Encenderemos la segunda vela morada de la Corona de Adviento, como
signo del proceso de conversión que estamos viviendo.
Durante esta semana
puedes buscar en los diferentes templos que tienes cerca, los horarios de
confesiones disponibles, para que cuando llegue la Navidad, estés bien
preparado interiormente, uniéndote a Jesús y a los hermanos en la Eucaristía.
|
El testimonio, que María, la
Madre del Señor, vive, sirviendo y ayudando al prójimo. Coincide este domingo
con la celebración de la Virgen de Guadalupe, y precisamente la liturgia
de Adviento nos invita a recordar la figura de María, que se prepara para ser
la Madre de Jesús y que además está dispuesta a ayudar y servir a quien la
necesita. El evangelio nos relata la visita de la Virgen a su prima Isabel y
nos invita a repetir como ella: "¿Quién soy yo para que la madre de mi
Señor venga a verme?.
Sabemos que María está siempre
acompañando a sus hijos en la Iglesia, por lo que nos disponemos a vivir esta
tercer semana de Adviento, meditando acerca del papel que la Virgen María
desempeñó. Te proponemos que fomentes la devoción a María, rezando el Rosario
en familia, uno de los elementos de las tradicionales posadas, que
inician el próximo día 16. Encendemos como signo de espera gozosa, la tercera
vela, color rosa, de la Corona de Adviento.
IV Domingo
El anuncio del nacimiento de
Jesús hecho a José y a María. Las lecturas bíblicas y la predicación, dirigen
su mirada a la disposición de la Virgen María, ante el anuncio del nacimiento
de su Hijo y nos invitan a "Aprender de María y aceptar a Cristo que es
la Luz del Mundo". Como ya está tan próxima la Navidad, nos hemos
reconciliado con Dios y con nuestros hermanos; ahora nos queda solamente
esperar la gran fiesta. Como familia debemos vivir la armonía, la fraternidad y
la alegría que está cercana celebración representa. Todos los preparativos para
la fiesta debieran vivirse en este ambiente, con el firme propósito de aceptar
a Jesús en los corazones, las familias y las comunidades. Encendemos la cuarta
vela color morada, de la Corona de Adviento.
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario