Comentario del Evangelio: San Pedro Crisólogo (c. 406-450), obispo
de Rávena, doctor de la Iglesia
“El discípulo que Jesús amaba le
dijo a Pedro: ¡Es el Señor!” Aquel que es amado será el primero en ver; el amor
provee una visión más aguda de todas las cosas; aquel que ama siempre sentirá de
modo más vivaz... ¿Qué dificultad convierte el espíritu de Pedro en un espíritu
tardo, y le impide ser el primero en reconocer a Jesús, como antes lo había
hecho? ¿Dónde está ese singular testimonio que le hacía gritar: “Tú eres Cristo,
el hijo de Dios vivo”? (Mateo 16,16) ¿Dónde está? Pedro estaba en casa de
Caifás, el gran sacerdote, donde había escuchado sin pena el cuchicheo de una
sirvienta, pero tardó en reconocer a su Señor.
“Cuando él escucho que
era el Señor, se puso su túnica, porque no tenía nada puesto”. ¡Lo cual es muy
extraño, hermanos!... Pedro entra sin vestimenta a la barca, ¡y se lanza
completamente vestido al mar!... El culpable siempre mira hacia otro lado para
ocultarse. De ese modo, como Adán, hoy Pedro desea cubrir su desnudez por su
fallo; ambos, antes de pecar, no estaban vestidos más que con una desnudez
santa. “Él se pone su túnica y se lanza al mar”. Esperaba que el mar lavara esa
sórdida vestimenta que era la traición. Él se lanzó al mar porque quería ser el
primero en regresar; él, a quien las más grandes responsabilidades habían sido
confiadas (Mateo 16,18s). Se ciñó su túnica porque debía ceñirse al combate del
martirio, según las palabras del Señor: “Alguien más te ceñirá y te llevará
adonde tú no quieras” (Juan 21,18)...
Los otros vinieron con la
barca, arrastrando su red llena de pescado. Con gran esfuerzo entre ellos llevan
una Iglesia que fue arrojada a los vientos del mundo. La misma Iglesia que estos
hombres llevan en la red del Evangelio con dirección a la luz del cielo, y a la
que arrancaron de los abismos para conducirla más cerca del Señor.
http://fraynelson.com/homilias.php?year=2013&mon=04&mday=5
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