- Déjate querer. Recuerda que la venida de Cristo, su vida, su Pasión, su Iglesia, sus sacramentos... todo es obra suya par que tú y yo tuviéramos su gracia y nos salváramos.
- ¿Cómo se dice, niño? Si piensas en todo lo que Cristo ha hecho por tu bien, la conciencia te dirá: "¿Cómo se dice, niño?"
- Trata de darle una explicación. La concienccia no dejará de recordarte penosas comparaciones entre lo que Cristo ha tratado de hacer por tí y las dificultades que tú le has puesto. Algún amargor de boca te vendrá. Háblale de esto a Cristo.
- Ya no lo vuelvo a hacer. También háblale de ésto. De que ya estás de acuerdo otra vez en obedecerlo, sobre todo en eso en que has fallado y que prometes confesar, y dile que confías en su ayuda.
- No confundas las cosas. No creas que por saber que tarde o temprano puedes fallar, ya por eso no estás arrepentido.
- Dale "siga"a un amor sincero. Ofender a Cristo ya te duele en algún grado. Ahí está lo principal. Basta con decirle sinceramente que lo sientes.
Fuente: Misal Buena Prensa.
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