viernes, 24 de abril de 2009

¡Estamos de aniversario!





Hoy estamos en la víspera del 25 aniversario del EOPES, cuando yo escucho la palabra aniversario me suena a festejo, a fiesta, a gran celebración … a mucha alegría, y bueno veinticinco años no es poco, no puedo pasar por alto que este último año ha sido un poco difícil en la continuidad y perseverancia de nuestro apostolado como equipo de oración, aunque de manera individual hemos crecido de la mano de Dios y creo que merece una celebración festiva y de agradecimiento personal a Dios, por su amor, misericordia y fidelidad para cada uno de nosotros, los que nos sentimos participes de la celebración. Lo cierto es que el 25 de abril se cumplen los veinticinco años de la fundación del Equipo de Oración Personal en el Espíritu Santo, el EOPES (para todos aquellos que siempre se han preguntado, ¿Qué es el EOPES? )

Les cuento un poco de historia que no debe faltar en los aniversarios, en la pascua de este año, me toco un tema donde tuve la oportunidad de compartir parte de mi testimonio de vida e inminentemente recordé esos primeros años en el equipo de oración, su fundación, desde la ida de Fernando Cota a tomar el curso de oración “madre” en Villa Lestonac en Guadalajara con Madre Lolita en el verano de 1983, que al compartir esa experiencia de vida de Fernando en un retiro con algunos jóvenes de la parroquia en la Semana Santa de 1984, dio vida al EOPES aquí en la comunidad de Fátima en Los Mochis. Esa era la primera ocasión que yo participaba de las celebraciones de la Semana Santa y apenas estaba digiriendo el mensaje de salvación de Cristo Jesús en mi vida (el kerigma del tesoro escondido) recuerdo claramente ver participar en las lecturas y partes de la celebración de los oficios de Semana Santa, a los muchachos que estaban en el retiro, en completo silencio, en el área que estaba a un costado de la iglesia, lugares a los que no teníamos acceso casi nadie, recuerdo que entraron a las celebraciones por la puerta que se encuentra al lado izquierdo del altar, contraria a la sacristía, el lugar donde hoy esta la capilla del santísimo en Fátima. De los que recuerdo que participaron en ese retiro organizado por Fernando con la guía del P. Abel, fueron: Rocío Santos, Carlos Portillo, José Ángel Arredondo, Toño Saldaña, Judith Álvarez (creo), no recuerdo si ya estaban aquí Gris Urías y Carlos Ayala, cuatro meses después de este retiro me integre yo al equipo y ya estaba también colaborando Samira, Chata y no me queda muy claro a que horas se integra César, de ese entonces hasta hoy han pasado muchos integrantes, que me atrevería a tratar de recordarlos, pero puede ser que se me vaya alguno (hay Haimer, ya se va el avión), pero ahí va mi intento: Alicia, Victor, Ricardo, Marito, Rafa, Lili y ya más contemporáneo Juan, German, Diana, Gilberto, Carolina, Willy, Teresita, Charito, Claudia, Victor, Armando, Pancho, Lucy, Cynthia, Cecy, Rosy, Susettee, Danny, Pepe, el último integrante de nuestros intentos por invitar a personas a integrarse al equipo Sergio, que persevero unos cuantos sábados y las que continuamos en vigencia: Tabel, Martha, Betty … Sofía, Rene y Diana Celina que comparten nuestro grupo de oración, aunque no han participado en los cursos de oración.

En los últimos diez años, cada retiro de fin de año, hemos orado buscando encontrar una respuesta de parte de Dios, si seguimos en el EOPES como tal o si nos quiere como grupo o de manera individual en otro apostolado a su servicio, y la respuesta siempre ha sido la misma: que hay que florecer donde nos ha plantado, y la imperante necesidad de propagar las bondades de la oración personal, independiente de la oración comunitaria, de los rezos, de las devociones, la oración personal, esa poderosa arma espiritual que tenemos para perseverar en nuestro conocimiento de Dios, en nuestro fortalecimiento espiritual, en la paz personal, para llevarla a nuestra familia, trabajo, amigos y demás.

No se si a todos les pase, -a mi me pasa cada cumpleaños, especialmente este que acabo de celebrar porque fueron 40-, en cada aniversario, que marca fin de un año e inicio de otro, se da un momento de reflexión en medio de la fiesta sobre lo que sigue para esta nueva etapa que comienza, y nuestro EOPES creo que esta en ese proceso, actualmente hemos evolucionado de los cursos de oración a los retiros mensuales, temas, liturgias y demás actividades a las que nos llaman a participar en la parroquia y con la comunidad salesiana, y estamos en procesos familiares y profesionales un poco complicados, lo cierto es que en veinticinco años, las vidas evolucionan y las responsabilidades también, hemos crecido, nos convertimos en adultos, con todas las complicaciones y responsabilidades que esto implica, hemos cambiado actividades, hábitos, costumbres, gustos y roles; entonces eso de florecer se ha complicado un poco, pero seguimos intentándolo, atentos a los que Dios quiere para nuestras vidas y pide de nuestra persona.

Bueno hasta aquí termina mi reflexión de aniversario, de estos 25, he participado de 24 años de celebración, quitando mi año de voluntariado con los salesianos, cada año me parece que tal vez sea mi último año de festejo en el EOPES, pero solo Dios conoce lo que guarda nuestro futuro, personal y comunitario. Por lo pronto, un abrazo a cada uno de los que he mencionado en este escrito donde quiera que se encuentren y si he olvidado ha alguno de mis hermanos con lo que he compartido mi vida de oración y mi comunidad mis disculpas, no fue intención sino “eltiti … el titipuchal de años que han pasado y no perdonan” … “y que hasta el día que volvamos a encontrarnos, Dios nos guarde en el hueco de su mano”.

Betty Gil.




viernes, 3 de abril de 2009

Domingo de Ramos, gritamos ¡Hossana!


La liturgia de la Semana Santa comienza con la bendición de las palmas y una procesión el Domingo de Ramos abre solemnemente la Semana Santa, con el recuerdo de las Palmas y de la pasión, de la entrada de Jesús en Jerusalén y la liturgia de la palabra que evoca la Pasión del Señor en el Evangelio de San Marcos.
La bendición de los ramos continúa siendo para mucha gente el elemento más típico de este domingo, que algunos llaman el "Día de la Palma". Conviene hacer un esfuerzo para comprender que la verdadera importancia recae en los gestos comunitarios de aclamación en honor de Cristo Rey, más que en el hecho de la bendición y, menos aún, en los ramos y palmas en sí mismos. Hay que vivir esta celebración con una actitud de homenaje a Cristo Rey, que se dispone a entrar de una manera decidida y voluntaria en el camino que le llevará, primero, al sufrimiento y a la muerte, y, después, al triunfo y a la vida

La procesión de Ramos viene evidentemente del recuerdo de lo que pasó en la vida de Jesús días antes de su pasión y muerte. En este día, se entrecruzan las dos tradiciones litúrgicas que han dado origen a esta celebración: la alegre, multitudinaria, festiva liturgia de la iglesia madre de la ciudad santa, que se convierte en imitación de lo que Jesús hizo en Jerusalén, y la austera memoria de la pasión que marcaba la liturgia de Roma. Liturgia de Jerusalén y de Roma, juntas en nuestra celebración. Con una evocación que no puede dejar de ser actualizada.
Vamos con el pensamiento a Jerusalén, subimos al Monte de los Olivos que nos recuerda el gesto de Jesús, gesto profético, que entra como Rey pacífico, Mesías aclamado primero y condenado después, para cumplir en todo las profecías. Por un momento la gente revivió la esperanza de tener ya consigo, de forma abierta a aquel que venía en el nombre del Señor. Al menos así lo entendieron los más sencillos, los discípulos y gente que acompañó a Jesús, como un Rey.
Cada Iglesia fue tomando esta costumbre y celebrándola en particular. En Roma para el siglo IV se le llamaba a este día "Domingo de la Pasión" y en él se proclamaba solemnemente la Pasión del Señor, haciendo ver que la cruz es el camino de la resurrección. Sólo hasta el siglo XI se comenzó allí también la costumbre de la procesión. Se nos dice que en Egipto la cruz era cargada triunfalmente en esta procesión. En Francia y en España en el siglo VII se habla de la bendición de ramos y de la procesión.
Tras el concilio de Trento se quiso que en todas partes de la Iglesia Latina se celebrara de la misma manera este domingo y entonces se juntó lo que se hacía en Jerusalén (procesión de Ramos) con lo que se hacía en Roma (celebración de la pasión), como si fueran cosas distintas, ya que cada una se celebraba con ornamentos de distinto color y con oraciones iniciales y finales propias.
Con las reformas que hizo el Papa Paulo VI a las celebraciones de Semana Santa después del Concilio Vaticano II, se unificó la celebración con oraciones y ornamentos comunes haciendo ver más claramente que en ella se vive el único misterio pascual de vida y muerte y que una y otra de sus partes se relacionan y se enriquecen mutuamente: no hay verdadera celebración del Domingo de Ramos sin procesión y sin lectura solemne de la Pasión en Una misma Eucaristía.
San Lucas no habla de olivos ni palmas, sino de gente que iba alfombrando el camino con sus vestidos, como se recibe a un Rey, gente que gritaba: "Bendito el que viene como Rey en nombre del Señor. Paz en el cielo y gloria en lo alto". Palabras con una extraña evocación de las mismas que anunciaron el nacimiento del Señor en Belén a los más humildes. Jerusalén, desde el siglo IV, en el esplendor de su vida litúrgica celebraba este momento con una procesión multitudinaria. Y la cosa gustó tanto a los peregrinos que occidente dejó plasmada en esta procesión de ramos una de las más bellas celebraciones de la Semana Santa.

Con la liturgia de Roma, por otro lado, entramos en la Pasión y anticipamos la proclamación del misterio, con un gran contraste entre el camino triunfante del Cristo del Domingo de Ramos y el Viacrucis de los días santos.
Sin embargo, son las últimas palabras de Jesús en el madero la nueva semilla que debe empujar el remo evangelizador de la Iglesia en el mundo. "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu".
Este es el evangelio, esta la nueva noticia, el contenido de la nueva evangelización. Desde una paradoja este mundo que parece tan autónomo, necesita que se le anuncie el misterio de la debilidad de nuestro Dios en la que se demuestra el culmen de su amor. Como lo anunciaron los primeros cristianos con estas narraciones largas y detallistas de la pasión de Jesús.
La liturgia de las palmas anticipa en este domingo, llamado pascua florida, el triunfo de la resurrección; mientras que la lectura de la Pasión nos invita a entrar conscientemente en la Semana Santa de la
Pasión gloriosa y amorosa de Cristo el Señor.


Fuente: http://www.churchforum.org/ y www.encuentra.com