domingo, 27 de diciembre de 2015

Himno: De una familia Divina


De una Familia divina
pasó a una Familia humana.
Nació de una Virgen Madre...
una noche iluminada
por ángeles y luceros
en una pobre cabaña;
tuvo un padre carpintero
que todo el día trabajaba
para darle de comer
al hijo de la esperanza,
que un día edificó los mundos
por ser la eterna Palabra.

De una Familia divina
pasó a una Familia humana.
Eterno Amor allá arriba;
acá abajo amor sin mancha.
Arriba, el Fuego inefable;
acá, el calor de una casa.
Allá, en el seno infinito,
la canción nunca acabada;
acá, la canción de cuna
y la canción de una lanza.
De una Familia divina
pasó a una Familia humana.
Vivió humilde en la obediencia
su humildad humillada;
pobre vivió en Nazaret
quien rico en su Padre estaba,
y siendo todo en la altura
en el suelo se hizo nada.
¡Oh Jesús de Nazaret,
hijo de Familia humana,
por tu Familia divina,
santifica nuestras casas! Amén

miércoles, 23 de diciembre de 2015

¿Quién soy Yo?

Me miro y siento que soy témpano de hielo.
¿Y quieres venir por mí?
Observo mis días y son espinas levantadas ...
¿Y quieres nacer en mí?
Abro la casa de mi corazón y la encuentro desordenada
¿Y quieres sentarte a mi mesa?
Camino, lucho y busco de todo y por todo, menos a Ti
Y ¿todavía quieres salir a mi encuentro?
¿QUIÉN Y QUÉ SOY YO, SEÑOR?
Me levanto y siento que vivo mejor sólo y sin Ti
¿Y pretendes aún ser mi amigo, Señor?
Hablo y, en mis conversaciones, escasamente hablo de Ti
¿Y aún insistes en acercarte a mí?
Subo y bajo, disfruto y canto, lloro y sueño
¿Y sabes que raras veces lo hago por Ti?
¿QUIÉN Y QUÉ SOY YO, SEÑOR?
¿Qué tengo para que desciendas por una sima desagradecida?
¿Quién soy para que, año tras año, me recuerdes que me amas?
¿Qué soy para que, en la Nochebuena, te empequeñezcas tanto?
No sé, lo que soy, Señor.
Pero, en esta Navidad…ayúdame a descubrirlo
Enséñame el camino de la fe auténtica…para poder adorarte
Guíame con la estrella de los Magos….y pueda caer rostro en tierra
Sácame de mis pastos y valles…..y pueda vivir tu nacimiento
QUE ¿QUÉ SOY, SEÑOR?
Algo bueno debo de tener y, por eso mismo Jesús,
con Santa Isabel, digo y grito: ¡Bendita la Madre de Dios!
Esa Madre que, aún sabiendo de mi frialdad e indiferencia,
se digna visitarme para caldear la morada de mi corazón
para abrir las compuertas de mi conciencia
para ayudarme a descubrir que, Tú, eres el gran regalo de la Navidad.
Sólo sé, Señor, una cosa:
que me quieres..y que tu amor me hace sentir algo insuperable:
que te debo de importar mucho, cuando por mí, tanto haces.
Gracias, amigo y Señor.

P.J.Leoz

miércoles, 16 de diciembre de 2015

Milagro y Misterio

"...Cada embarazo, cada niño gestándose en el seno de su madre, es un milagro y un misterio.
Pero entre todos los de la historia, los nueve meses que tuve a mi ...Niño en mi seno fueron singulares.
Porque todas las demás mamás saben o imaginan, de un modo u otro, cómo será su niño. Si parecido al papá o a ellas, si a la familia paterna o materna.
Pero mi Niño... fue concebido de manera especial. Mi Niño se formó en mi seno porque el Poder del Altísimo me cubrió con su sombra.
Esos meses fueron maravillosos y tremendos al mismo tiempo.
Maravillosos, porque sentía la Vida palpitar en mi interior.
Porque sentía que, en realidad, no sólo yo y José esperábamos: era toda la humanidad, más aún, todo el cosmos, los que estaban esperando su nacimiento.
Y sentía a cada paso a mi lado el anhelo de Abraham que deseaba ver cumplida la promesa, y la mirada de Moisés, que había hablado cara a cara con Dios...
Y sentía muy cerca a David, anhelando ver realizada la esperanza de un reinado eterno de un descendiente suyo... e imaginaba y casi podía escuchar a Isaías, hablando de él, y diciéndome al oído: "...será llamado Príncipe de la paz... el Espíritu del Señor reposará sobre Él... será el Emmanuel"
Pero a la vez fue tremendo. Tremendo porque alrededor todo parecía igual. Porque el mundo y los hombres seguían en sus cosas, encarcelados en el estrecho límite de sus ocupaciones cotidianas, intentando llenar su anhelo de infinito con migajas...
Y seguían ofendiendo a Dios, a ese Dios que había elegido el camino menos esperado para redimirlos.
Desde Niña había aprendido a rezar con las oraciones de mi pueblo, a veces con los ojos puestos en el Cielo, otras veces con ellos cerrados.
En esos meses, para rezar, miraba hacia adentro... y tocaba, ¡sí!, tocaba al Santo de Israel, y lo acariciaba presente en mi interior. Y le decía muchas veces a mi Niño: "...mi alma tiene sed de contemplar tu Rostro..."
Así transcurrieron los días, las semanas y los meses. Afuera pasaban cosas, se sucedían los problemas... José sufrió pero fue fiel, y aceptó... En Roma, el emperador tuvo la idea de convocar el censo; en mi patria, muchos se rebelaron. Nosotros, simplemente, obedecimos, porque sabíamos que algo tenía Dios preparado.
Pero para mí, la verdadera Realidad estaba en mi interior, estaba por Nacer.
Intuía que con su Nacimiento, Dios comenzaría a cumplir su promesa: "aparecerán Cielos nuevos y tierra nueva". En ellos comencé a vivir desde entonces.
El Niño en mi seno es el mayor milagro y misterio de la historia.
Por eso, mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi salvador...
Alégrense ustedes, también, los que han sido llamados a salir a su encuentro."