martes, 25 de marzo de 2014

Lucas 1, 26-38. Solemnidad de la Anunciación. La voluntad de María coincide con la voluntad del Hijo en el único proyecto de amor del Padre.


Autor: Andrés Pérez | Fuente: Catholic.net

Del santo Evangelio según san Lucas 1, 26-38

Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando, le dijo: Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo. Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin. María respondió al ángel: ¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón? El ángel le respondió: El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios. Dijo María: He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra. Y el ángel dejándola se fue.

Oración introductoria

Oh María, qué gran regalo nos ha hecho Jesús desde su cruz: en Ti tenemos una verdadera Madre que nos acompaña en este peregrinar por el mundo y guía nuestros pasos hasta el cielo. Por eso celebramos con júbilo la Pascua y, en este momento, pido tu intercesión para que esta oración aumente mi fe y sepa decir siempre «sí» al Señor.

Petición

Señor, dame tu gracia para que se haga tu voluntad en mi vida con la perfección, delicadeza y amor de María.

Meditación del Papa Francisco

La Virgen Inmaculada intercede por nosotros en el Cielo como una buena madre que cuida de sus hijos. Que María nos enseñe con su vida qué significa ser discípulo misionero. Cada vez que rezamos el Angelus, recordamos el evento que ha cambiado para siempre la historia de los hombres. Cuando el ángel Gabriel anunció a María que iba a ser la Madre de Jesús, del Salvador, ella, aun sin comprender del todo el significado de aquella llamada, se fio de Dios y respondió: "Aquí la esclava del Señor, que se haga en mí según tu palabra".
Pero, ¿qué hizo inmediatamente después? Después de recibir la gracia de ser la Madre del Verbo encarnado, no se quedó con aquel regalo; se sintió responsable, y marchó, salió de su casa y se fue rápidamente a ayudar a su pariente Isabel, que tenía necesidad de ayuda; realizó un gesto de amor, de caridad y de servicio concreto, llevando a Jesús en su seno. Y este gesto lo hizo diligentemente. Queridos amigos, éste es nuestro modelo. La que ha recibido el don más precioso de parte de Dios, como primer gesto de respuesta se pone en camino para servir y llevar a Jesús. (S.S. Francisco, 28 de julio de 2013). .

Reflexión

Ante esta escena uno no sabría qué pensar, ¿cuál de los dos personajes se habrá maravillado más? Penetremos atrevidamente en los pensamientos del arcángel Gabriel para comprender desde otro punto de vista la enorme gracia concedida a la humanidad entera en este grandioso momento.

En efecto, estamos situados, -y es preciso decirlo despacio y como midiendo cada palabra -, en la plenitud de los tiempos. Parece que toda la creación dependía de este punto culminante. Y así es, sin ninguna exageración. En ese momento se encarna Dios Hombre en las entrañas de María. Y ante este misterio, ¿qué puede hacerse sino contemplar con nuestro corazón y sin palabras este misterio?

El arcángel, debía comunicar el sublime mensaje de la Encarnación del Verbo. Quizás habrá dicho: Voy a encontrar otra creatura de Dios, quiera o no, esclava del pecado de Adán y Eva. Era lógico. Todos los hombres nacían pecadores, nacían con el pecado original. Nada de común habría de encontrar en ella, salvo que habría de ser afortunadísima. Y hasta podríamos pensar que no conocía a fondo, con ser ángel, el misterio que comunicaría.

Y he aquí que cuando llega ante ella, ¡magnífico prodigio de la Mano Providente de Dios! Ni en el cielo había criatura tan brillante, tan pura, tan sublime como esa dulce mujer sencilla de pueblo. ¿Ella? Sí, Ella sería la Madre del Verbo. Qué bien ha hecho Dios todo se habrá dicho para sí, estremecido de su hermosura y pureza. Era la mejor Madre.

Probemos un poco también nosotros de este sobrecogimiento, de este estremecimiento ante el misterio, de verla tan pura y bendita, Ella, Nuestra Madre; y que sea Ella quien nos enseñe a amar a su Hijo, como la mejor de las madres.

Diálogo con Cristo

Señor, conocer lo que quieres y seguir tu voluntad es la alegría y el camino para dar plenitud a mi vida. Como María, no debo apegarme ciegamente a las propias ideas, sino que debo abrir el corazón para saber escucharte. Por el amor a tu santísima Madre, te suplico la gracia para serte fiel y perseverar en el cumplimiento de tu voluntad hasta el día de mi muerte.

Propósito

Rezar un rosario pidiendo a María su intercesión para crecer en mi fe y mi esperanza, a fin de aceptar con docilidad la voluntad de Dios.

lunes, 24 de marzo de 2014

Cuaresma - SS Papa Francisco

Queridos hermanos y hermanas,

Estamos en el camino cuaresmal que nos llevará al Triduo Pascual, recuerdo de la pasión, muerte y resurrección del Señor, corazón, centro, del misterio de nuestra salvación. La Cuaresma nos prepara a este momento tan importante, y por eso la Cuaresma es un tiempo "fuerte", un punto de inflexión que puede favorecer en cada uno de nosotros el cambio, la conversión. Todos nosotros necesitamos mejorar, cambiar a mejor, y la Cuaresma nos ayuda a salir de las costumbres cansadas y de la perezosa adicción al mal que nos insidia. En el tiempo cuaresmal, la Iglesia nos dirige dos importantes invitaciones: tomar conciencia más viva de la obra redentora de Cristo; vivir con mayor compromiso el propio Bautismo.


  • La conciencia de las maravillas que el Señor ha obrado por nuestra salvación dispone nuestra mente y nuestro corazón a una actitud de gratitud a Dios por lo que Él nos ha dado, por todo lo que realiza a favor de su Pueblo y de la entera el humanidad. Desde aquí comienza nuestra conversión: ésta es la respuesta agradecida al misterio estupendo del amor de Dios. Cuando nosotros vemos este amor que Dios tiene por nosotros, sentimos el deseo de acercarnos a Él y ésta es la conversión.

  • Vivir a fondo el Bautismo - aquí está la segunda invitación - significa no acostumbrarnos a las situaciones de degradación y miseria que nos encontramos caminando por las calles de nuestras ciudades y nuestros países. Existe el riesgo de aceptar pasivamente ciertos comportamientos y de no asombrarnos ante las tristes realidades que nos rodean. Nos acostumbramos a la violencia, como si se tratara de una noticia diaria asumida; nos acostumbramos a los hermanos y hermanas que duermen en la calle, que no tienen un techo donde refugiarse. Nos acostumbramos a los prófugos en busca de libertad y dignidad, que no son acogidos como se debería. Nos acostumbramos a vivir en una sociedad que pretende prescindir de Dios, en la que los padres ya no enseñan a sus hijos a orar ni a hacerse la señal de la cruz. Y yo os pregunto: vuestros hijos, vuestros niños, ¿saben hacerse el signo de la cruz? Pensad: ¿vuestros nietos saben hacerse el signo de la cruz? ¿Les habéis enseñado a hacerlo? Pensadlo y contestad en vuestro corazón. ¿Saben rezar el Padrenuestro? ¿Saben rezar a la Virgen con el Avemaría? Pensadlo y respondeos a vosotros mismos. ¡Este acostumbrarnos a comportamientos no cristianos y cómodos nos narcotiza el corazón!

    La Cuaresma llega a nosotros como un tiempo providencial para cambiar de rumbo, para recuperar la capacidad de reaccionar frente a la realidad del mal que siempre nos desafía.

    La Cuaresma se vive como un tiempo de conversión, de renovación personal y comunitaria mediante el acercamiento a Dios y la adhesión confiada al Evangelio. De este modo nos permite mirar con ojos nuevos a los hermanos y a sus necesidades.

    Por esto la Cuaresma es un momento favorable para convertirse al amor a Dios y al prójimo; un amor que sepa hacer propio la actitud de gratuidad y de misericordia del Señor, el cual "se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza" (cfr. 2 Cor 8, 9). Meditando los misterios centrales de la fe, la pasión, la cruz y la resurrección de Cristo, nos daremos cuenta de que el don sin medida de la Redención se nos ha dado por la iniciativa gratuita de Dios.

    Acción de gracias a Dios por el misterio de su amor crucificado; fe auténtica, conversión y apertura del corazón a los hermanos: estos son los elementos esenciales para vivir el tiempo de Cuaresma.

    En este camino, queremos invocar con particular confianza la protección y la ayuda de la Virgen María: que sea Ella, la primera creyente en Cristo, la que nos acompañe en los días de oración intensa y penitencia, para llegar a celebrar purificados y renovados en el espíritu, el gran misterio de la Pascua de su Hijo. 
  • martes, 11 de marzo de 2014

    En memoria del P. Abel López Guízar.



    El P. Abel López Guízar, nació el 30 de enero de 1929 en Tuxpan, Jalisco; primogénito del matrimonio de Domingo López Silva y Guillermina Guízar Evangelista. Sus hermanos: Rosario, Jesús, Benito, Teresita +, Imelda + y Benito +.

    Jalisciense de origen, sinaloense por adopción, aclimatación y devoción. Recibió las aguas del bautismo el 10 de febrero de 1929, cursó la primaria en la escuela pública de su pueblo, e inició los estudios de secundaria en Ciudad Guzmán, Jalisco a los 12 años ingreso al Seminario de Guadalajara, donde continuo su preparación y sus estudios eclesiásticos, aunque estos los concluyó en el Seminario de Culiacán.

    Recibió los ministerios de las órdenes menores, en la Capilla de las Madres Carmelitas en Culiacán, Sinaloa; el año de 1950.

    El Diaconado el día 19 de marzo de 1951, de manos del Excelentísimo Arzobispo de Guadalajara, Jalisco: Don José Garibi y Rivera.

    Finalmente, el 26 de julio de 1953, es Consagrado Sacerdote en la Santa Iglesia de Catedral de Culiacán, Sinaloa; por el Excelentísimo Señor Obispo don Lino Aguirre García. Con el lema sacerdotal: “Tu eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec”. Tomado del Salmo 110:4.

    Los destinos donde desempeño su Ministerio Sacerdotal, en orden cronológico:
    • Vicario Parroquial en la Catedral de Culiacán, seis años; de 1953-1959.
    • Vicario Cooperador en Choix, Sinaloa, dos años; de 1959-1961.
    • Vicario Cooperador en la Parroquia de Sinaloa de Leyva, con sede Estación Naranjo, Sinaloa, cuatro años; de 1961-1965.
    • Párroco de Mocorito, Sinaloa, ocho años; de 1965-1973.
    • Párroco en la Sagrada Familia, en Culiacán, Sinaloa, nueve años; de 1973-1982.
    • Párroco de Nuestra Señora de Fátima, en Los Mochis, Sinaloa, un primer periodo de nueve años; de 1982-1991.
    • Párroco de Nuestra Señora de Guadalupe, en Guamúchil, Sinaloa, seis años; de 1992-1998.
    • Párroco de Sagrado Corazón de Jesús, en Guasave, Sinaloa, dos años; de 1998-2000.
    • Párroco de Nuestra Señora de Fátima, en Los Mochis, Sinaloa, un segundo periodo de doce años; de 2000-2012.

    El P. Abel desempeño el Ministerio Sacerdotal 60 años, en los cuales peregrinó por el Norte del Estado de Sinaloa, siempre obediente a su Obispo, con la tarea fundamental de acercar al hombre con su Creador.

    Murió a los 85 años de edad, con 60 de vida sacerdotal, en la paz y gracia de Dios, el 9 de marzo de 2014, en su amada ciudad de Los Mochis, Sinaloa.


    Como lo expresó en repetidas ocasiones, su deseo es que sus cenizas descansen a los  pies de María Reina del Valle, en el Cerro de la Memoria. 

    Los EOPES, le recordamos con mucho respeto y cariño, siempre apoyo nuestro ministerio de propagar la Oración Personal en la parroquia y en los lugares donde se nos invito, que goce ya de la presencia y el amor de Dios. 

    "Nadie tiene derecho de hablar de Dios, si no habla con Dios". Ignacio Larrañaga.