domingo, 21 de marzo de 2010

EJERCICIOS ESPIRITUALES, GRAN OPORTUNIDAD DE ABRIRNOS A LA GRACIA

Estamos en tiempo de aceptar y darnos la gran oportunidad en este tiempo previo a la Semana Mayor (Semana Santa) de realizar, tomar y hacer nuestros Ejercicios Espirituales.



¿Qué son los Ejercicios Espirituales?

Los EE son un método para el encuentro con Dios en todo lo que es la vida cotidiana del ejercitante. Son “ejercicios” o prácticas, para buscar y hallar la voluntad divina en la disposición de su vida, para la salvación del alma.

En palabras de San Ignacio de Loyola:

“Todo modo de examinar la conciencia, de meditar, de contemplar, de orar vocal o mentalmente, y de otras operaciones espirituales. Porque así como el pasear, caminar y correr son ejercicios corporales, de la misma manera, los Ejercicios Espirituales son todo modo de preparar y disponer el alma, para quitar de sí las afecciones desordenadas, y después de quitadas, para buscar y hallar la voluntad divina en la disposición de su vida, para la salvación del alma”.


¿Qué “ejercicios” son los Ejercicios?

1. “Ejercicios”, es decir practicar

Los EE son “ejercicios” o prácticas, es decir tarea personal y exclusiva del ejercitante. Esto los distingue ya de otros tipos de ejercicios en los que predomina la exposición doctrinal o la orientación de vida por parte del predicador. Conviene tener presente esta distinción en las circunstancias actuales, ya que se dan verdaderos EE a partir de conferencias temáticas.

Y, en cambio, dentro del mundo de los EE ignacianos se han ofrecido a menudo ejercicios predicados o conferencias sobre “materias” de los EE, que no responden al carácter genuino que estos tienen. Ahora bien, cualquier ejercicio requiere un método y comporta un proceso de asimilación del método. Para esta aplicación la persona que acompaña ha de conjugar dos actitudes importantes nada fáciles de unir: por una parte, suavidad y delicadeza para acomodar las orientaciones a cada ejercitante (motivarle, apoyarle, etc). Y, por otra parte, la necesaria firmeza para llevar el timón de la pedagogía de los EE, sin ceder fácilmente a reacciones y resistencias del ejercitante.

2. “Espirituales”, integrales

Esta cualidad de espirituales se puede considerar en lasactividades que se realizan o en la finalidad de las mismas:

a) Son “espirituales” una gama inmensa de actividades: «todo modo... Todo modo...» (Ej 1). Ni siquiera se reducen las actividades espirituales al campo de la interioridad, sino que «otras espirituales operaciones» (Ej 1) incluirán la penitencia, el ordenarse en el comer y cosas semejantes.

El clásico comentarista de los EE, Luis de la Palma, afirma que una actividad exterior también puede ser espiritual cuando «nace de la moción del Espíritu». Tenemos, pues, una definición neumatológica de lo espiritual que extiende su campo a una variadísima serie de actividades que se desarrollarán en los EE y que la persona que los da explicará con la gradación conveniente que aquí mismo apunta el texto ignaciano al anunciar «como más adelante se dirá».

En las “adiciones” Ignacio propondrá distintas orientaciones sobre la implicación de lo corporal en la oración y en los ejercicios en general. Porque el cuerpo también ora y todo lo que ayuda a esta participación de lo corporal en la experiencia de los EE es importante. Algunos acompañantes, a la mitad del día antes del almuerzo, proponen algunas experiencias de este tipo corporal: sentir el propio cuerpo, sentir la respiración, atender a la actividad de los distintos sentidos, etc. También es útil prestar más atención de lo que se suele a la dieta, procurando una alimentación lo más natural posible y evitando el exceso de grasas.

Puede, pues, decirse, que los EE son un método para el encuentro con Dios en todo aquello que constituye la cotidianidad del ejercitante. Y, en esta tarea, se busca la unificación de lo corporal y lo espiritual (en el sentido corriente de la palabra), requisito hoy fundamental para superar la dispersión que nos amenaza. De este modo, los EE ayudan a crear hábitos verdaderamente humanos,necesarios para la vida de cada día.

Según esta interpretación, nos debemos preguntar sobre la importancia que damos a «otras espirituales operaciones» distintas de los ejercicios oracionales (ciertamente esenciales) y qué uso hacemos de ellas. Aparte de lo que se propone a lo largo de los mismos EE (lectura, penitencia, oración vocal, vísperas, combate para ordenar los afectos, discernimiento de mociones, atención al comer, dormir y a todo lo corporal), el mismo Ignacio aconsejaba algunas actividades materiales como el cuidado de la habitación y el hacer lo que correspondía a los “criados” en aquel lejano siglo XVI. No hay que caer en un fundamentalismo ignaciano, pero la praxis del santo debería inspirar prácticas que ayudasen a superar un cierto platonismo que siempre amenaza a las experiencias de retiro.

b) Estos ejercicios son también “espirituales” por su finalidad que se expresa en un doble objetivo: por un lado, «quitar de si todas las afecciones desordenadas», es decir, realizar una transformación afectiva en el sentido de superar el desorden de los afectos no centrados en el evangelio y ordenarla de acuerdo con una jerarquía evangélica; por otro lado, «para buscar y hallar la voluntad divina», es decir, reconocer la voluntad de Dios sobre la propia vida y asumirla efectivamente. El discernimiento espiritual, que es el elemento indispensable para la elección, llevará a descubrir y asumir el lugar propio del ejercitante en el mundo, «la disposición de su vida para la salud del ánima».

Es bueno que la persona que acompaña al ejercitante conozca qué busca éste en los EE y, sin embargo, conviene que el ejercitante se abandone al lento proceso sin dejarse llevar por la prisa o la ansiedad de afrontar rápidamente dicho objeto de la elección. Ésta se realizará, con el apoyo imprescindible de quien da los EE, en el “tiempo” que revelará el mismo proceso de la experiencia, durante el cual deberá tomar nota de aquellas vivencias más intensas que vayan surgiendo (deseos, impulsos, llamadas, luces, etc.).

Según esta interpretación de lo espiritual, cabe decir que nocualquier actividad es propiamente espiritual, sino la queresponde al doble aspecto expuesto.

3. El título de los EE (Ej 21): decidir con libertad

El título que figura después de las veinte anotaciones expresa sintéticamente toda la tarea y finalidad de los EE: «Ejercicios Espirituales para vencer a sí mismo y ordenar su vida sin determinarse por afección alguna que desordenada sea». Es de notar, sin embargo, la corrección que Ignacio añadió al texto manuscrito que él manejaba: «sin determinarse por» para sustituir el «sin afección alguna».

En efecto, la sabiduría humana y espiritual de Ignacio le hace ser consciente de que no todos los ejercitantes alcanzaran una plena transformación de sus afectos en la línea del orden evangélico que se propone en los EE. Cuando esto suceda será necesario que las afecciones sean debidamente conducidas para que no influyan ni determinen la decisión que se pretende tomar.

Tomado de: ENLACES, Boletín de la Casa de Ejercicios Espirituales "San Ignacio de Loyola". IV trimestre, 2009. Basado en: Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola – Una relectura del texto. Por Josep Rambla, SP.

Publicado por: mirg