domingo, 14 de febrero de 2010

¿Cómo emplearé este tiempo de Cuaresma para ver si vivo conforme a lo que creo?

Iniciamos la Cuaresma, este tiempo litúrgico que la Iglesia nos ofrece para recogernos en oración y sacrificio para unirnos a Cristo redentor, con la mirada puesta en la Resurrección, centro de nuestra Fe. Qué es lo que sabemos y como nos preparamos para vivir estos cuarenta días, para acompañar a Jesús al calavario y ser tetigos de su triunfo sobre la muerte.

Leamos un poco de historia, Cuaresma viene del latín quadragesima dies, el día cuadragésimo antes de Pascua. Es el tiempo de preparación “por el que se asciende al monte santo de la Pascua”, como lo describe el Ceremonial de los Obispos (n. 249). Empieza con el Miércoles de Ceniza y concluye el Jueves Santo por la tarde, antes de la Misa Vespertina de la Cena del Señor, con la que se inaugura en Triduo Pascual.


La Cuaresma se organizó a partir del siglo IV. Su historia anterior no está muy clara. Parece que el germen original fue el ayuno pascual de dos días, el Viernes y el Sábado antes del domingo de Resurrección, espacio que poco a poco se fue alargando. En Roma la Cuaresma ya estaba constituida entre los años 350 y 380. Comenzaba originalmente en domingo. Durante los siglos VI-VII el ayuno fue la característica determinante, y como los domingos no se ayunaba, se adelantó su inicio al miércoles anterior al primer domingo, que luego se llamo de Ceniza, para que la Pascua estuviera precedida por cuarenta días de ayuno efectivo.

El tiempo de Cuaresma como preparación de la Pascua se basa en dos pilares: por una parte está la contemplación de la Pascua de Cristo, por otra, la participación de los fieles en la Pascua del Señor a través de la penitencia personal y la celebración de los sacramentos pascuales –Bautismo, Confirmación, Penitencia- con los que incorporamos nuestro “camino pascual” a la Pascua del Señor. Otro matiz corresponde a la Iglesia como pueblo sacerdotal: el cuidado –catequesis y oración- de los niños que se preparan a la Confirmación y Primera Comunión, y la oración por los pecadores para que alcancen la conversión.

Debemos creer en el Evangelio, no solamente diciendo que “estamos de acuerdo” con lo que dice, sino con un compromiso para toda la vida.

Al iniciar la Cuaresma, no es nada más acudir a la parroquia más cercana para que nos pongan la cruz de ceniza, no comer carne o ayunar, sino es más bien, un signo externo, una manifestación pública de nuestra fe y de nuestro deseo de acompañar a Jesús en su misión sagrada; intentemos hacer una ofrenda agradable al Señor, espiritual y material esta Cuaresma, iniciando el Miércoles de Ceniza (17 de febrero) y terminando el Jueves Santo (1 de abril) para iniciar un recogimiento mayor el Triduo Santo.

BCGR
Fuente: Misal Católico Ciclo C.

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