martes, 23 de agosto de 2011

Mensaje del Rector Mayor al Movimiento Juvenil Salesiano, al iniciar la Jornada Mundial de la Juventud, 2011.



Sí, queridos jóvenes! “Hoy” Dios tiene necesidad de vosotros para “rehacer” el mundo. Todo hombre, toda mujer tiene un sueño por el que vive y del que habla Yo, movido por el Espíritu de Jesús, he cultivado siempre y todavía hoy cultivo mi sueño: un gran movimiento de adultos y jóvenes que sea profecía de este nuevo mundo.

Que todos juntos podemos dar vida a un gran Movimiento salesiano dirigido a ayudar a los jóvenes, sobre todo los más pobres y en dificultad, proyectando el presente y el futuro, apuntando a objetivos importantes para la renovación de nosotros mismos y de los demás, contribuyendo de manera determinante en el cambio del mundo y de la historia. La Familia Salesiana quiere asumir este compromiso como una vocación y una misión especial.

Pido, especialmente, que el Espíritu Santo suscite obreros celosos, creativos, capaces de ir al encuentro de todos esos jóvenes que hoy no llaman ya a la puerta de la Iglesia. Se trata de jóvenes que, en su camino hacia la estrella, querrían encontrar a los magos más que a los escribas de Jerusalén; jóvenes que no nos preguntan todavía qué hay que creer, sino más bien que significa creer. Para todo esto es necesario un verdadero cambio de perspectiva pastoral.

Queridísimos Jóvenes y amadísimos Salesianos, pongamos bajo la mirada materna de María nuestra vida como vocación y nuestra misión educativa. María fue Quien se hizo discípula del Señor, en escucha continua, en el corazón y en la vida, de la Palabra de Dios. Fue Ella la que respondió a la llamada de Dios con la entrega total, valiente y libre, de sí misma: «He aquí la sierva del Señor». De Ella, mujer nueva, maestra de fe y de estupor, la Familia Salesiana aprende a ser discípula del Señor y “Madre”, que, en el amor, engendra y educa a los jóvenes a la entrega generosa de su vida para alcanzar la plenitud .

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