viernes, 12 de septiembre de 2014

Hoy celebramos el dulce nombre de María.


Desde hace siglos, la Iglesia ha querido hacer énfasis en el nombre de la Virgen, nombre por el cual la invocamos a diario y aquél que el Ángel mencionó cuando le anunció su vocación.

La Madre de Dios fue elegida desde antes de nacer por el Señor para traernos la Salvación. Esta predilección, hizo que Dios quisiera que la Primera Portadora de Cristo tuviera una Concepción Inmaculada, sin pecado original, dentro de una familia santa, y también, que fuera llamada por el más dulce de los nombres.
Ha sido Lucas en su evangelio quien nos ha dicho el nombre de la doncella que va a ser la Madre de Dios: "Y su nombre era María". 
El nombre de María, conocido en arameo como Miriam, tiene tres significados: doncella, señora y princesa. Todos éstos cumple la Santísima Virgen, que permaneciendo doncella concibió a Nuestro Señor por gracia del Espíritu Santo. La Virgen María es Nuestra Señora, y Señora del Universo, siendo coronada como Reina por la Trinidad Santísima. La Madre del Señor, es también princesa, por ser descendiente de la estirpe del rey David, según nos confirma San Juan Damasceno, Padre de la Iglesia, por lo que merece éste y muchos otros títulos.
El nombre de María es sin duda el más dulce de todos los nombres, y esa dulzura es la que hace que se despierte en nosotros un amor filial al invocar a la Hija Predilecta de Dios y Madre de toda la humanidad. Bajo su protección y su ayuda nos acercamos al Señor y a la Salvación. Es ella quien como Madre se enternece por sus hijos y aboga por ellos ante el Padre. El amor de Nuestra Madre, se despierta en nuestro interior cada vez que mencionamos su Dulce Nombre, aquél que el Ángel mencionó cuando le anunció su misión en la tierra: “Dios te salve María, llena eres de gracia…”
El nombre de María está relacionado con el mar pues las tres letras de mar guardan semejanza fonética con María. También tiene relación con "mirra", que proviene de un idioma semita. La mirra es una hierba de África que produce incienso y perfume.

En el Cantar de los Cantares, el esposo visita a la esposa, que le espera con las manos humedecidas por la mirra. "Yo vengo a mi jardín, hermana y novia mía, a recoger el bálsamo y la mirra". "He mezclado la mirra con mis aromas. Me levanté para abrir a mi amado: mis manos gotean perfume de mirra, y mis dedos mirra que fluye por la manilla de la cerradura". Los Magos regalan mirra a María como ofrenda de adoración. "Y entrando a la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, lo adoraron y abriendo sus cofres, le ofrecieron oro, incienso y mirra". La mirra, como María, es el símbolo de la unión de los hombres con Dios, que se hace en el seno de María. Maria es pues, el centro de unión de Dios con los hombres. Los lingüistas y los biblistas desentrañan las raíces de un nombre tan hermoso como María, que ya llevaba la hermana de Moisés, y muy común en Israel. Y que para los filólogos significa hermosa, señora, princesa, excelsa, calificativos todos bellos y sugerentes.
En la Historia de la Salvación es Dios quien impone o cambia el nombre a los personajes a quienes destina a una misión importante. A Simón, Jesús le dice: "Tú te llamas Simón. En adelante te llamarás Kefá, Pedro, piedra, roca, porque sobre esta roca edificaré mi Iglesia". María venía al mundo con la misión más alta, ser Madre de Dios, y, sin embargo, no le cambia el nombre. Se llamará, simplemente, MARIA, el nombre que tenía, y cumple todos esos significados, pues como Reina y Señora la llamarán todas las generaciones. María, joven, mujer, virgen, ciudadana de su pueblo, esposa y madre, esclava del Señor. Dulce mujer que recibe a su niño en las condiciones más pobres, pero que con su calor lo envuelve en pañales y lo acuna. María valiente que no teme huir a Egipto para salvar a su hijo. Compañera del camino, firme en interceder ante su hijo cuando ve el apuro de los novios en Caná, mujer fuerte con el corazón traspasado por la espada del dolor de la Cruz de su Hijo y recibiendo en sus brazos su Cuerpo muerto. Sostén de la Iglesia en sus primeros pasos con su maternidad abierta a toda la humanidad. María, humana. María, decidida y generosa. María, fiel y amiga. María fuerte y confiada. María, Inmaculada, Madre, Estrella de la Evangelización.

Publicado por: BCGR. 

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