domingo, 6 de julio de 2008

Aquí y Ahora


En estos últimos días he estado pensando mucho en el futuro. Creo que es una parte importante el hacer planes, evaluar cómo voy hasta ahora en mi vida espiritual, en la manera de relacionarme con mi familia y amigos, en mi trabajo, qué tan bien estoy haciendo uso de todo lo que Dios me ha concedido. Hasta aquí me va muy bien. Luego me pongo a pensar en todo lo que no he hecho, los planes que no cumplido, los sueños que aún no he alcanzado... lo que me falta. Y entonces me queda esa triste inquietud de que el tiempo se me va, que aún me queda mucho por hacer, que no he alcanzado todo lo que me he propuesto, que ya voy atrasada, que no hecho suficiente.

Quisiera decir que tengo un plan maestro a seguir con todas sus etapas claramente definidas, que sé exactamente dónde estoy y para donde voy, pero no es cierto. Y aunque hago los cosas de acuerdo a cómo creo es mejor, estoy empezando a creer que en realidad nadie tiene la completa certeza de estar tomando las mejores decisiones en todo momento. Porque no hay garantías. Nadie sabe si ese futuro llegará. Las personas fallan, se enferman, los amigos se van, los niños crecen, los padres se mueren. A mí también me sucede. La vida es así. Pero también los amigos se reencuentran, las relaciones se restauran, los niños se convierten en jóvenes y nuestros padres en verdad nunca se van, se quedan en nosotros. Y lo único que tengo en mis manos, por decirlo así, es este momento, el aquí y ahora, para disfrutarlo, para vivirlo, para dar lo mejor de mí, para darme cuenta de lo mucho que he crecido y que en verdad tengo tantas cosas de qué estar agradecida: buena salud, un buen trabajo, una buena relación con mis hermanos, amigos entrañables con los que puedo contar tanto cerca como lejos, la herencia de cariño de mi madre, el regalo de la fe que me da esperanza y me alienta. Y aunque aún me falten muchas metas por cumplir y sueños qué alcanzar, mi única seguridad es saber que Dios siempre está, que El me mostrará el camino a su tiempo y también me dará la gracia para seguir viviendo de la mejor manera, con los recursos que tengo ahora. Un paso a la vez.

Además, creo que sería muy aburrido si supiera exactamente qué es lo que va a pasar en mi vida desde ahora. Viéndole bien, muchas de las bendiciones que he recibido no estuvieron planeadas, simplemente se dieron por estar en el lugar correcto, en el momento apropiado, porque sí... como dar clases en una lengua extranjera, descubrir amigos maravillosos tan diferentes a mí como el día de la noche, bailar en una celebración litúrgica, participar en pequeñas obras de teatro, ser guía de turistas... De cuántas cosas me hubiera perdido si lo que vivo se limitara solamente a lo que yo puedo imaginar o planear!

Si bien creo en eso de que "Uno pone y Dios dispone", también es cierto que uno solo puede hacer lo que puede hacer. Y eso es suficiente. Lo demás vendrá después y está en Sus Manos. No se me ocurre mejor lugar en donde estar.

Que Dios nos muestre el camino y nosotros tengamos la capacidad de verlo y la fortaleza para seguirlo.
- Martha Miranda

1 comentario:

Equipo de Oración Personal dijo...

¡ Muy bonito, mijita muy bonito ! Gracias Martha por compartir tu experiencia de vida, de un Dios vivo y presente ... espero que estes disfrutando tus vacaciones.

Betty