sábado, 26 de enero de 2008

La Cabaña

Aquí les comparto esta oración de Gonzalo Báez Camargo, para esos momentos en que no se te ocurre qué decirle a Dios. A mí en particular me inspira a la humildad y al abandono en Dios, cuando me encuentro en una situación sin una aparente solución. Me recuerda que Dios es El que todo lo puede y El me que dará los recursos para salir adelante.
- Martha Miranda




Señor y dueño mío:
cuando las sombras bajan
y se recuesta a agonizar la tarde
en la vertiente azul de la montaña,
y el aire está cuajado de silencios
y se me va quedando sola el alma,
ven a mí… ¡Te convido
a que en mi corazón hagas morada!

¡Entra, Señor! Más ruégote no mires
cómo es de oscura y fría mi cabaña.
En mi fogón ya sólo quedan las cenizas
y ni siquiera hay aceite en mi lámpara.
Mas Tú, que eres mi Luz y eres mi Fuego,
en lámpara y fogón harás arder tu llama.

¡Entra, Señor! Aquí junto a la puerta,
deja que te descalce las sandalias,
y que los pies llagados por mi culpa
te lave con mis lágrimas
y que en unción de besos trueque
los óleos y perfumes que me faltan.


Puesta la mesa está… pero vacía.
Ya lo ves, mi Señor, no tengo nada.
Sólo podría compartir contigo
mi sed, mi hambre y mi pobreza máxima.
Pero sé que en tu alforja
me traes el pan y el vino y la sal y el agua.

De lo tuyo me das, pues todo es tuyo.
De lo tuyo te doy, pues mío es nada.
Tú eres mi huésped y mi anfitrión y cena.
Tú mismo te me entregas como dádiva:
Tú mismo, Pan de Vida, Vino eterno.
Cuerpo y Sangre que me alimentan y salvan.

Y tras el Santo y redentor convivio,
quédate mi Señor: no te me vayas.
Me sentaré a tus pies humildemente,
yo que soy nada,
para seguir viviendo con tu vida
y siendo con tu ser y con tu gracia.

Colma de tu presencia Dueño mío,
ésta, del corazón pobre cabaña.
Ya para siempre tuya, pues la tienes
con tu dolor y con tu amor ganada.

Estando Tú conmigo, ya no me importa
que afuera acabe el día y que en la opaca
marea de las sombras naufrague la montaña.
Cuando la noche, al fin, en torno impere,
Tú para siempre alumbrarás mi alma.

-Gonzalo Báez Camargo

4 comentarios:

juan ramon jimenez dijo...

Tremenda poesia. Que escuche a Rodolfo Loyola
Englova el evangelio de Jesucristo. Y la debilidad del hombre. Pero la Gracia que supera esa pobreza y debilidad. Gracias por compartirla

juan ramon jimenez dijo...

Tremenda poesia. Que escuche a Rodolfo Loyola
Englova el evangelio de Jesucristo. Y la debilidad del hombre. Pero la Gracia que supera esa pobreza y debilidad. Gracias por compartirla

Alicia dijo...

Hermosísima oración!

Moltovivace dijo...

Sin palabras. ¿Qué se puede decir cuando hay un nudo en la garganta?