domingo, 27 de abril de 2008

¡¡¡ En la espera de tu Espíritu !!!

Estamos entrando a la etapa final del tiempo de Pascua, el próximo domingo celebraremos la Asención del Señor Jesús a los Cielos y el domingo 11 de mayo, la gran fiesta de pentecostes, la venida del Espíritu Santo sobre los apostoles en aquel día en el que se encontraban reunidos en torno a María y fueron "embriagados" del Espíritu de Dios, a lo largo de estos días espero que podamos compartir sobre la tercera persona de la Santísima Trinidad, sus dones y sus carismas.



¿El Padre es Dios?... “Sí, el Padre es Dios”; ¿El Hijo es Dios?... “Sí, el Hijo es Dios”; ¿El Espíritu Santo es Dios?... “Sí, el Espíritu Santo es Dios”; ¿Entonces, hay tres dioses?... “No, hay un solo Dios verdadero con tres personas distintas”...

El Catecismo nos revela al Espíritu Santo como una persona a la que, se le puede hablar, que escucha, siente, se manifiesta... cuando Jesús es bautizado en el Jordán es en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, dándole El mismo, la categoría de Persona; se ha simbolizado de diversas maneras: como paloma, como aceite, como agua, como fuego.

Pero, ¿quién es el Espíritu Santo?.

Es la persona de amor de la trinidad, viene del amor que se tienen el Padre y el Hijo, de ellos procede una Persona de Amor, por lo que es el Espíritu Santo, quien nos comunica el amor que Dios nos tiene, es el que nos permite relacionarnos con Dios de manera íntima y personal.

Es el protagonista de nuestra vida, “nadie puede llamar a Jesús Señor, si no es movido por el Espíritu Santo” (I Cor. 12,13), es decir, que es el Espíritu Santo quien nos revela a Jesús como nuestro Señor y Salvador.

Nos revela al Padre, el Espíritu Santo viene a interceder en nuestra ayuda, en nuestras debilidades, con gemidos inenarrables, que hacen que nuestro espíritu exclame “Abbá” que significa: Papá (Rom 6,8); nos hace descubrir a ese Padre amoroso que es Dios.

Jesús en su vida en la tierra fue creciendo en unión y fuerza, en intimidad con el Espíritu Santo; de manera especial, Jesús nos da en Pentecostés la oportunidad de recibir la frescura del Santo Espíritu que vendrá a recordarnos que nuestro Dios es un Padre de Amor y que nos hará crecer en nuestra relación con las tres divinas personas de la SANTISIMA TRINIDAD.

Betty

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