martes, 15 de abril de 2008

Estar Cerca y Lejos


¿Alguna vez viste el programa de Plaza Sésamo? Recuerdo una escena en donde salía un monstruo peludo que corría delante y detrás de unas puertas al estilo de los cantinas de vaqueros para ilustrar el punto de lo que era estar "cerca" y "lejos". Corría rápidamente para situarse frente a la cámara -cerca- y luego corría detrás de la puerta para gritar "lejos". Y así una y otra vez hasta caer desmayado de cansancio, pero con los conceptos bien aprendidos.

Ojalá que el "cerca" y "lejos" fuera tan sencillo de entender como cuando se es niño. Al igual que ese monstruo peludo, mientras pasa el tiempo mi relación con Dios y con mis amistades ha sido un continuo estar cerca y estar lejos ya sea por circunstancias de tiempo y espacio o por situaciones más difíciles de resolver, como mal entendidos, las diferentes actividades de la vida diaria o peor aún, simplemente por descuido.

¿Cómo permanecer realmente cerca de las personas importantes en nuestra vida?
Me refiero a desarrollar una relación estrecha que de alguna manera alimente y enriquezca la vida de las personas con las que tratamos, una influencia que nos lleve a ser mejores y mas felices de lo que seríamos por nuestra cuenta.
Aquí te pongo mis sugerencias:

1) Dedícale tiempo. ¿Quieres saber quienes son las personas que más te importan? Es simple, solamente reflexiona en aquellas a las que les dedicas tu tiempo. Ese tiempo que te queda después de hacer todo lo que tienes que hacer. Para que una amistad crezca y se estreche es necesario compartir los ires y venires, las tristezas y las alegrías, los momentos emocionantes y los momentos aburridos también. No sabemos cuándo se va a dar esa situación especial que los una, los haga crecer o transforme de alguna manera, pero para que se dé se necesita dedicarle tiempo. Estoy a favor del tiempo de calidad, pero muchas veces he comprobado que para que haya tiempo de calidad primero tiene que haber una buena cantidad de tiempo compartida.
2) Hazte presente. De alguna manera, por cualquier medio, dale conocer a la persona con la que tratas que estás disponible para ella, porque es importante para tí y te interesa lo que vive. Esto significa muchas veces hablar por teléfono, escribir una carta, mandar un e-mail, hacer una seña o tan simple como una mirada, una sonrisa, un saludo, un abrazo. De acuerdo a tu manera de ser y al estilo que se te acomode mejor.
3) Sé flexible. Las personas cambian, las situaciones cambian, todo cambia. Lo que al principio funcionaba tal vez necesite algún ajuste. Las amistades se enriquecen y adaptan de acuerdo a esos cambios. Con un poco de creatividad y buena voluntad se puede conservar y seguir desarrollando. Intenta nuevas maneras de estar en contacto y quédate con las que te ayuden más.

Estar cerca no tiene que ser tan difícil. ¿Qué tan cerca estás de tus amistades? ¿Qué tan cerca estás de Dios? Si quieres, también puedes aplicar estas sugerencias a tu vida de oración. Cuando se quiere, es posible. ¿Te animas?

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