miércoles, 26 de octubre de 2011

La delicadeza no tiene precio


Una niña huérfana, que había sido criada con mucho cariño por su hermana mayor, quiso hacerle un regalo el día de su cumpleaños para mostrarle su gratitud. Para ello, reunió todo el dinero que tenía en su bolsa y se fue a una joyería. Encontró un bonito collar de perlas azules y, como era ése el color preferido de su hermana, preguntó al dueño de la tienda cuánto costaba.
El propietario sabía que el collar era caro y supuso que la niña no tenía dinero suficiente para pagarlo. Le preguntó:
-¿Cuánto dinero tienes en tu bolsita?
La niña dió al hombre todas sus monedas, diciendo:
- Esto es todo lo que tengo, señor... Creo que no es suficiente para comprar el collar.
-Sí que es suficiente, porque eso es precisamente lo que cuesta el collar - dijo el hombre sonriendo.

La niña salió de la tienda dando saltos de felicidad con el paquete en la mano. No podía creer que había comprado aquel collar. El día del cumpleaños de su hermana le dió el regalo con mucho orgullo.
Al abrir el paquete, la hermana se sintió muy feliz, pero cuando se puso a imaginar el precio del collar, pensó que la niña no habría tenido suficiente dinero para comprarlo. Esperó al día siguiente para ir a la joyería y aclarar el hecho. Cuando llegó a la tienda, mostró el collar al propietario y le preguntó:
- ¿Este collar fue comprado aquí?
- Sí, - respondió el hombre.
- ¿Y cuánto costó¡
- ¡Ah!, eso no puedo decírselo, pues es un secreto que tengo con mi cliente.
Y la joven siguió indagando.
-Estoy segura de que mi hermana no tenía el dinero suficiente para comprarlo, porque solo tenía algunas monedas en la bolsa y se ve enseguida que este collar es muy caro.
- Escúcheme, su hermana pagó el precio más alto que se puede pagar por este collar: ella me dió todo lo que tenía. Y para mí, eso es más que suficiente.

En ese momento comprendió la joven el valor del collar.

- Para que mi familia se transforme
María Salette, Wilma Ruggery y Jota Lima
m3o

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