viernes, 21 de diciembre de 2007

Aceptando la Noche Oscura de la Fe

Aquí les comparto este artículo de Sally Morgenthaler que me gustó mucho. Creo que todos hemos pasado por una etapa como ésta, sigamos orando sin desanimarnos.
- Martha Miranda


En su libro Noches Oscuras de la Fe, Tomás Moro habla sobre el misterio y la necesidad de la oscuridad en el alma. No sé tú, pero mi reacción normal cuando está oscuro es encender la luz más brillante que pueda encontrar. Sin embargo, Moro nos recuerda que una vida que valga la pena vivirse (definida aquí como la que cada día se asemeja más a la imagen de Cristo) está llena de lugares apenas iluminados. Una verdadera transformación es nada menos que alquimia profunda, que sucede en lugares oscuros y sombríos.

Basta con leer solamente algunos de los Salmos, y verás cómo se desenvuelve este tema: la desorientación y la duda son la etapa gestacional de la fe. Podemos llegar apensar que la certeza desplegada en "dirigir la asamblea a la Casa de Dios" es la imagen típica de la convicción, pero considera la confianza que muestra el alma miserable y conmocionada. Envuelta en lo que parece una expansión infinita de preguntas, el peregrino inseguro se esfuerza al máximo para encontrar y ver lo que está más allá de su alcance. Más allá del saber, más allá de lo visible. Más allá de lo tangible. Así como estamos en la oscuridad del vientre materno antes de nacer, así es también el nacimiento en la fe. "La Fe es la garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven" (Hebreos 11:1).

Existe una tendencia a ver los "eclipses" espirituales como depresión – un tipo de desánimo respecto a Dios que sube y baja de acuerdo a lo que sucede (o no sucede) en ese momento, pero Moro habla sobre algo mucho más profundo que sucede cuando cuestionamos a Dios y las obras que hace (o que aparentemente no hace). Es como si fueramos extraños a nosotros mismos. No solamente nos sentimos tristes o enojados con la vida, sino completamente expulsados de lo familiar. Seguimos rutinariamente con nuestras actividades en el trabajo, ministerio, familia y relaciones personales. Casi como si estuviéramos "fuera de nuestro cuerpo" , nos observamos viviendo como siempre lo hemos hecho. Sin embargo, es como si todo esto lo realizara otro "yo", otra persona tan distante a lo que hemos sido que nos estremece lo ajena que es a nosotros. Nos preguntamos qué dirían los demás si supieran lo que realmente estamos pensando.

Tal vez te encuentres en un periodo de cuestionamiento profundo en este momento. Inicia un nuevo año. Quizás tus hijos van a empezar la escuela pronto. El verano no fue por mucho lo que hubiera podido ser, ese sueño de unidad familiar nunca logrado. Tal vez estes cambiando de trabajo o de apostolado. Aun así, lo que debería ser una época de aventura- de nuevas posibilidades - se siente extrañamente pesado y sin vida. Quizá te encuentres en el mismo lugar de siempre - en tu trabajo, en tu matrimonio, como una madre/padre soltera(o), o como soltera(o) . La rutina es ensordecedora y aprisionante, de la misma manera que Dios se ha convertido en alguien más distante y difícil de alcanzar.

Si este es el lugar en el que te encuentras ahora, yo sufro contigo tu pérdida de alegría o claridad, la inhabilidad de encontrarle sentido a la vida o simplemente la inhabilidad de encontrarte a ti mismo en los lugares de siempre. Mientras sufrimos juntos, te animo a aceptar tu realidad de hoy: este lugar oscuro y sombrío. En esta situación de hoy, puedes vivir en completa honestidad. En vez de correr al lugar iluminado más cercano, toma tu diario y empieza a escribir todas esas cosas que aun no te has atrevido a decir ni en susurros. O toma un pincel, un block de dibujo, la guitarra o tu cámara. Pinta, raya, compone o dibuja este mundo extraño y nuevo que habitas, el paisaje en el que te sientes completamente inadecuado. Este es tu tiempo para salmodiar, y a menos que tú mismo te lo quites, nadie te lo va a quitar. Es tu gestación para una vida nueva.

Como un ciervo sediento en busca de un río,
así, Dios mío, te busco a ti.
Tengo sed de Dios, del Dios de la vida.
¿Cuándo volveré a presentarme ante Dios?
Día y noche, mis lágrimas son mi alimento,
mientras a todas horas me preguntan:
“¿Dónde está tu Dios?”

Cuando pienso en estas cosas, doy rienda suelta a mi dolor.
Recuerdo cuando yo iba con la gente, conduciéndola al templo de Dios entre gritos de alegría y gratitud.

¡Qué gran fiesta entonces!
¿Por qué voy a desanimarme?
¿Por qué voy a estar preocupado?
Mi esperanza he puesto en Dios, a quien todavía seguiré alabando.
¡Él es mi Dios y salvador!
Salmo 42: 1-5


Psalm 42: 1-5 (TNIV)
Sally Morgenthaler is a frequent speaker and writer, Christian educator, author of Worship Evangelismand other books, and innovator in Christian practices worldwide.
Posted by Caryn Rivadeneira on August 17, 2007
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